Kageyama no se autoproclamaría un stalker, porque no lo era. Claro que no. Kageyama lo único que hacía era velar por la seguridad del adorable Hinata. Incluso si eso significaba que debía seguirlo hasta su casa. Y Hinata no era ningún ciego, habría que ser un tonto para no distinguir al gigante de Kageyama.
1 part