¡Yo y mi mala suerte!

-¡Niña, ¿Estás bien?!- pregunta un Señor de al menos unos cincuenta años de edad con preocupación

Mi boca se abre ligeramente, pero de ella no sale ninguna palabra; ¡¿Pero que?!, ¡¿Es que acaso me he quedado muda?!.

¡Pero como se le ocurre a mi cerebro dejar de funcionar en este preciso momento!.

Siempre yo y mi mala suerte.

Pero no lo culpo, es que, ¡¿Cómo no quedarse muda con semejante hombre frente a ti?!.

¡Y no!, No hablo de el señor de cincuenta años, hablo de el hombre que está parado detrás de él, que me mira como si en cualquier momento fuera a brincar sobre mi, y no de la forma que a mí me gustaría, claro está, pero si de la forma en donde él tiene sus grandes manos al rededor de mi cuello.

¡¿Pero qué diablos esta mal contigo, Luisa?!.

Solo a ti se te ocurre babear por un hombre cuando a penas unos minutos atrás casi mueres.

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Hola, mi nombre es Vero y esta es mi primera historia, espero que les guste.