Ansul fue una vez una pacífica ciudad llena de bibliotecas, escuelas y templos. Pero eso fue hace mucho, antes de la llegada de los aldos. Los aldos creen que los demonios se esconden en las palabras, y por eso prohibieron la lectura y la escritura, actos que ahora son castigados con la muerte. Los pocos libros que sobrevivieron permanecen escondidos y al cuidado del Maestre, maltrecho tras años de tortura, y de la joven Memer.
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