Me hallaba caminando en el centro de la ciudad, luego de una tarde muy larga en el bar, charlando sobre alcohol, licor y algunas formas de traficar dinero Japonés; aún recuerdo que aposté las últimas monedas de oro fruncido que encontré en mi bolsillo la noche anterior y que algunos sujetos solamente reían entre los espirales de humo que invadían el salón, maldita inmensa luz roja que lo convertía un ambiente espeso
" T h7 Tash' bar Cosh "
Carajo pa' nombresito,- menciono Martinez; un colega de la carrera, ex-preso en Perú por tráfico de estupefacientes, bah' aprendes a la mala, por mí parte, solo discutía de tantos aburridos temas que parecían no tener final, con una chica que se encontraba en el bar, según ella, esperando a su novio, un tipo alto del cual no hablo más, entre la oscuridad del bar y sus raras sugerencias
-Dijo ella, que tenía una habitación reservada en un hotel, no muy lejos de la avenida.
-¡No, en absoluto! Conteste con un modesto toque de molestia y soberbia.
-Ja, ja, ja ¡Oh, oh! Se lamentó y pregunto;
-¿Qué barbaridad está usted diciendo?
Respondí -¿Qué cuál era el propósito?
lo cual pego una enorme carcajada de nuevo y contesto.
-pues le comentaré pequeño ser humano; el hecho de amar, para mi significa encontrar una persona con quien compartir un mundo oscuro y sin salida
- una increíble nirvana -
la forma mas sana de controlar mis impulsos, incluso mucho mas sano que las drogas y las recetas del psiquiatra.
-la observé - y - me pregunté - con una sensación perturbadora.
- ¿ Qué mierda ?
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