"Ciento de miles de años de evolución le otorgaron al hombre la capacidad de mirar al cielo y, con curiosidad, preguntarse que había ahí. El miedo los cegó durante siglos y no fue hasta que los pioneros de la astronomía imaginaron un "Mas allá" cósmico que el hombre emprendió sus primeros pasos en un intento de comprender el universo que lo rodeaba, pero el cosmos es masivo e inacabable hasta donde se conoce y las fugaces mentes humanas, que van y vienen, no llegan a comprender la inmensidad que los rodea cuando esta se escapa de su capacidad para explicarse a sí mismos el todo con formulas y palabras. La historia del hombre, apenas un parpadeo en el calendario cósmico, no ha descubierto siquiera un cuarto de las virtudes del universo y aunque lo hicieran, los ojos de los humanos continuarían empeñándose con lagrimas cada vez que miran al cielo, asombrados por una inmensidad que les recuerda su propia insignificancia"
Esas son las palabras que llegan a Steve cuando, pasados quince meses desde que se marcho, mira al cielo nocturno con su telescopio. Detrás de él Cruinne parece ladrar con melancolía y él solo busca ansioso señales de un objeto volador no identificado que guste irrumpir en su propiedad.
Donde Steve es un artista y Bucky definitivamente no se llama a Bucky en este universo. Es más, su nombre no ha logrado ser traducido al lenguaje humano, pero las silabas que componen su nombre definitivamente suenan como "Bucky" y Steve lo llamara así.