Aunque Zoe intente luchar a favor de la lógica, no puede. No luego de volver a encontrarse con su viejo amigo de infancia. ¿El problema? Su amigo, Louis, era imaginario. "-Hay cosas, Zoe -recalcó mi nombre- que sólo tú puedes ver. Y no puedo hacer nada por ello. -Como si leyera mis pensamientos (o bien era consciente de la manera en que frotaba mis brazos desnudos) se quitó la chaqueta de cuero para ponerla sobre mi espalda; estaba cálida y olía fresco-. O te acostumbras o te vuelves loca. -Fruncí aún más el ceño, haciéndole saber el descontento que esto me causaba-. No puedo hacer nada más por ti, Zoe. Pero prometo acompañarte en esto -alzó la mirada, encontrando la mía. Sus palabras sonaron sinceras y profundas, aterciopeladas-. ¿Bien?" Zoe solo debe tener algo en cuenta, y es ese pensamiento que le da botes en la mente: aléjate de Louis. Todos los derechos reservados.