Desde lo más profundo del hombre, lo cual es el espíritu, siempre ha existido la adoración y la inspiración. La poesía hace parte de esta adoración. Dedicarla a la naturaleza y a la belleza de lo material es emocionante para el humano, pero dedicársela al creador de la belleza y de toda la perfección de la creación que conocemos verdaderamente trasciende todas las cosas. Dios es el motivo de mi existir, de esta manera, con toda la inspiración de mi alma quiero dedicar toda la fuerza y mejor parte de mi inspiración a exaltar su maravillosa grandeza. ¡Gloria sea a su santo nombre!