Corey no sabe mucho de sí mismo, de su origen, vive creyendo en todo lo que ve, nunca se ha detenido a ver más allá, a cuestionar aquello que no comprende, su ingenuidad ante el mundo real será como una puerta abierta para cualquiera que decida entrar en su vida. Alessandro, por el contrario, ha vivido en carne propia esa realidad, carga un pasado imposible de superar, un pasado que inevitablemente le llevará hacia el último cabo suelto. Las piezas en aquel peligroso juego están sobre el tablero, y no es precisamente una partida de dos.