Curiosa la mentira establecida de que nuestro tren sólo pasa una vez. A veces sólo basta con verlo todo desde otra perspectiva, tan fácil como intercambiar los papeles. A veces nos focalizamos tanto en el problema, que no nos fijamos en las variantes. ¿Y si tal vez no es que nuestro tren pase sólo una vez? ¿Y si tal vez, nosotros somos nuestro propio tren, y sólo hay un andén único que ya hemos pasado, pero a la espera de más andenes destinados a pasar? Es sólo cuestión de perspectiva.