Abel, procede de la palabra hebrea "Hevel", que significa, vanidad o fugacidad.
Wow, quién diría que su propio nombre le quedaría tan bien.
Abel, un chico atractivo, que se cruzó por mi vida, generó un remolino de emociones que ni siquiera sabía que podía sentir, situaciones y momento y un montón de cosas más que jamás olvidaré.
Pero eso no fue todo.
En aquel cuerpo dotado de belleza y dentro de aquella mente tan ingeniosa se escondían cosas, muchas cosas de las cuales nunca me enteré, pero sé que están allí. Siempre fue tan sincero, tan diferente, tan...
Joder.
Bueno el punto es que, Abel tenía secretos, algunos más oscuros que otros, pero estos estaban profundamente escondidos en el fondo de su corazón, provocándole sentimientos que nunca podrá superar. Siempre estarán allí, porque ahora son parte de él. Y gracias a esos secretos nace toda nuestra historia.
La misma, que terminó cuando estos salieron a la luz, porque él ya no podía guardárselos solo para él.
Él era el Rey de su juego de ajedrez, y yo...
Yo fui su reina, la cual tuvo que sacrificar por un bien mayor.
Alerta de:
Violencia
Violaciones
Abusos
Situaciones sensibles
baja autoestima
Drogas
etc.
Soy principiante en esto de la escritura, así que no se esperen algo perfecto ni profesional, la escritura es liberación, no hay reglas en esto. Así que espero disfrutes y me ayudes en caso de errores ortográficos.
Secretos que pesan más que los suspiros, dos corazones agonizantes anhelando ser salvados, aquellos corazones heridos que buscan una cura, al otro.
Unidos por una conexión que desafía las barreras del tiempo, descubren que el amor puede florecer incluso en medio del caos familiar que los rodea.
Mientras ambos luchan por encontrar su lugar en un mundo donde sus caminos no pueden cruzarse, las cicatrices ocasionadas por sus familias y los fragmentos de un amor perdido los persiguen. ¿Es posible soltar a quien una vez fue tu todo, aún cuando el destino parece decidido a mantenerlos separados?
Un amor, una pérdida y segundas oportunidades que demuestra que, a veces, lo más valiente es aprender a decir adiós.
Pero, ¿Crees poder despedirte del amor de tu vida?