Raoul ha tenido pocas opciones en la vida, así que acata las normas de unos padres ausentes, de un colegio ultra católico y de un Dios en el que le han impuesto creer. Y ninguno de los tres aprobaría las cosas que piensa hacerle a Agoney entre sábanas, poesía y nuevas formas de ver la vida que él mismo le enseña.