El secuestro de Mia Collins

ATENCIÓN: Segunda parte de "La desaparición de Mia Collins"

Debo intentarlo. Si puedo ver a través del cristal de la habitación en la que estoy retenida, quizás pueda identificar a la persona que se pasa horas y horas observándome, como si fuera un animal de feria. Así que, con un movimiento rápido y decisivo, apago la luz y me coloco muy pegada a la pared, junto a la marca que había dejado hacía un par horas. Indicaba el lugar exacto en el que debía colocarme para poder ver mejor al otro lado del cristal.

Entrecierro ligeramente los ojos, deseando que mi vista se adapte con rapidez a la nueva iluminación. Puedo distinguir a mi espectador sentado en una silla. De pronto se levanta, supongo que debe estar buscándome. Comete el error de acercarse al vidrio, permitiéndome conocer sus facciones. Abro la boca desmesuradamente al reconocerlo, es la última persona que habría esperado encontrarme allí.