Todas las personas, qué conociera o no, le decían la muy buena pareja que hacía con HyunJin, hasta su propia madre le decía que nunca lo dejara ya que era un muy buen partido, un gran hombre, trabajador, servicial, respetuoso, educado, amable y por sobre todas las cosas, amaba con locura a su hijo. y sí, esos tres años y medio fueron buenos. Tan buenos que se casaron. JeongIn un año luego de la boda solo podía asentir a las palabras de su madre, sin decir nada, sintiéndose como la mismísima definición de idiota, por estar locamente enamorado y no poder dejar a su esposo. Él solo podía recordar aquellos buenos momentos con HyunJin, sabiendo que no volverían a ser lo mismo nunca. -Prometo no llorar hoy. -HyunIn.