Presento esta obra para el deleite público, y, exhorto desde mi condición humilde, a todo ser de tez blanca a tomar parte en la represión del negro, con fines de guardar nuestra imagen inmaculada, pues sería redundante hacer constar la calidad opuesta de aquellos de la tez desfavorecida, de tal manera, concluyo este exordio, y ansío el contentío del siempre prudente y negrofóbico lector.