"Basta" murmuró el alfa rodando por tercera vez los ojos. "Peroperopero peroooooo" la vocecita -que obviamente usaba para convencer a su novio- sonó en toda la casa. Era increíble lo desesperante que podía llegar a ser el menor sólo para obtener lo que quería. "STILES!" gritó finalmente Derek Hale, cansado de ser perseguido por el menor por toda la casa con el anunció del periódico entre las manos, un puchero en el rostro y ojitos de cordero a medio morir. "Bien!, sólo esta vez, sí no lo cuidas, lo llevaré al bosque o algo" y así, señoras y señores, Mieczyslaw Stilinski consiguió el perrito que daban en adopción.