"Las grises calles de Londres son ahora las dueñas de tu recuerdo. Los charcos parecen reflejar tus ojos, aún llenos de ilusión y de vida. Pero ese espejismo dura tan solo unos instantes, hasta que observo que no es tu rostro el que se refleja; es el mío. Los ojos vacíos, la mirada ausente, la sonrisa cansada. Alba, a veces intento olvidarte. Pero hay algo, no sé el qué, que me impide hacerlo".