Seguramente has leído la historia donde la chica y el chico se conocen en un club nocturno, tienen su noche desenfrenada y tiempo después ambos se encuentran de nuevo, sólo para verse envueltos en una situación incómoda, pero logran salir de eso porque ambos son hechos el uno para el otro. Pues no, yo no creo en eso. La razón por la cual vas a clubs nocturnos no es para encontrar al amor de tu vida. Al momento en que escoges tu presa no consideras si ésta es una persona respetable con un muy buen futuro trabajo, ni si está en contra del maltrato animal, ni qué tipo de música le gusta. Los factores que influyen en la elección del próximo ligue son totalmente fuera de la personalidad, buscas a alguien caliente, con potencial, buen besador y de linda sonrisa; no te preocupas si el chico será un completo imbécil, porque quizá nunca lo volverás a ver y si lo haces, las probabilidades de que lo reconozcas son nulas. En mi caso nunca hay que preocuparse con qué pasa después del beso, porque la respuesta es simple y libre de complicaciones: nada. Probablemente seré juzgada como una persona fría y promiscua, pero honestamente soy yo quien se queda con toda la diversión.... Y me gusta.
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