La próxima vez que me ocurra... si es que hay una próxima vez, no lo voy a dejar pasar. No voy a permitir que ese cúmulo de emociones, congestione mi sistema y se estanquen en mis venas sin dejarme actuar.
Es obvio que me tomó por sorpresa, si no, hubiera sabido qué hacer. Pero así al pasar... como quien no quiere la cosa... me dejó impávida...
Tanto así que al inquirirle acerca de sus dichos, volvió de nuevo su rostro hacia el mío y profirió otra vez esas pocas pero, para él y para mí, contundentes palabras...
Sólo pude dejar que mis pulmones expulsaran entre alientos diminutos y sílabas aisladas unas frases sin querer... sorprendidas... Y al hacerlo mi mente comenzó a darse al vuelo danzando al compás de las imágenes que me sugería el porte varonil de ese hombre calvo, de mirada azul pasión, vivaz, incitante, a la vez que pícara.... ¡qué mezcla por favor!...
Pensé entonces cuánto ardor habría encendido esos ojos en quienes, desde un espacio muy femenino, los habían observado, captando esa masculinidad que provocaba la efusión de todos los néctares en mí... Imagino esos elixires multiplicados por decenas de féminas a las cuales penetró con... la encendida agudeza de sus pupilas... y no puedo menos que recordar el Tsunami.... no exagero, no, porque las aguas cuando se proclaman vivas.... son capaces de inundar y a la vez generar inclusive un desplazamiento de la tierra que hasta hoy ha sido firme... Y así sacudió la tierra bajo mis pies esa forma de observarme... y entonces, en ese mismo momento me adueñé de ese mirar y floté en su azulado mar, mío, solamente, de nadie más... y en ese breve lapso en que la idéntica sed de siempre me enajenaba y a la vez me embriagaba tan sólo por saber que sería prontamente saciada, me entregué a beber el néctar del placer...