Para mi suerte mi embarazo las cosas fueron fáciles a la hora de mi embarazo. Mis papas adoraban la idea de ser abuelos, mis hermanos eran felices y tenía amigos incondicionales. El amor siempre me apesto, pero si el padre de tus hijos sabe usar las palabras correctas es obvio que me voy a enamorar. Los problemas comienzan cuando la adolescencia me ataca de nuevo. Nuevas preguntas sin respuesta, nuevas personas entran en mi vida y tengo que salir adelante con dos bebés fenomenales. Al apodo del amor deberían llamarle "desastre"
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