Una noche como cualquiera tú ocupabas mi mente mucho más de lo que normalmente lo haces. Estaba lejos de ti y la soledad me dolía. De esa noche, prohibido de amarte limitado a decir lo que siento cerca y lejos del amanecer, surgieron miles de palabras que quisiera leer algún día, sentados con nuestros hijos, o cantarlas en canciones para millones de personas. No importa quién las lea, siempre serán únicamente para ti.