compartían almas, compartían ideas, compartían gustos, compartían vidas.
Personas que, una vez unidas, les costaría la vida separarse de nuevo.
Él, un hombre joven y con ideas sobresalientes.
Ella, una chica bella con toda una vida por delante, con un destino marcado que seguiría perfectamente.
Ambos arrastrados por la corriente de la sensación mutua, helados por la brisa en el exterior, iluminados por los suaves rayos de sentimiento que se convertía obscura con el tiempo, apagando todo, incluso, su vida.