Tentada por un piso más o menos habitable y con un precio bastante aceptable, Dylan se mudará de un barrio tranquilo a las afueras, a uno en pleno centro de la ciudad. La pérdida repentina de su empleo y los continuos problemas con su casero harán que tenga que adelantar la mudanza una semana. Cuando llegué a su nuevo hogar se encontrará con varios problemas, entre ellos su nueva casera, que se negará a dejarla entrar en su piso antes de lo que ellas habían acordado. Dylan saldrá vencedora de esa disputa, pero aún le queda un problema mayor: una de las ventanas de su piso. Una apuesta que no podrá rechazar y un vecino increíblemente sexy son una mala combinación para una chica con demasiado que perder. "-¿Te gusta apostar? -me preguntó sonriendo cínicamente. -Apostemos cuanto duras aquí." "-Caerás en mis brazos, como todas las demás. -me aseguró acercándose a mí peligrosamente. -Ni loca, Jake. -le respondí totalmente convencida. -No seré otro de tus ligues de una noche. -No solo acabarás rogando por entrar en mi cama. -murmuró contra mis labios. -Sino que acabarás completamente loca por mí."