Planificar tu vida suele ser algo interesante y aveces hasta emocionante; pero cuando eso cambia y tu vida pasa a ser planificada por otras personas no es tan bueno. Me llamo Samantha Arnold y me planificaron mi vida. Me consiguieron y armaron mi trabajo, me dieron al chico que sería mi esposo, planificaron mi boda y a que edad podía tener hijos. No había una sola parte de mi vida que no haya sido planificada por mis padres. Pero un día, sin previo aviso sucedió algo que no estaba en lo planes de nadie, ni siquiera en los míos. Daniel Seavey, uno ochenta de alto (apróximadamente), cabello castaño siempre desprolijo, ojos tan azules como el mar, sonrisa tierna, manos suaves capaces de aprender a tocar un instrumento con total naturalidad. No sabía si había sido alguna de esas cualidades, o el simple hecho de que el me había sacado de mi zona de confort y me había ayudado a ser humana, iluminando mi vida y cambiando mis días. No sabía exactamente que había sido, pero fuera de los planes de todos, Me enamoré de él...y no me arrepiento de ello.