–Ninguna chica se merece a alguien como yo. –dijo él y me miro. –Todas las chicas con las que te acostaste sí. ¿Y sabes porque? – ¿Por qué? –Porque aunque sepan que sólo te acostaras con ellas una vez y no volverás a hablarles, deciden acostarse contigo y recibir toda la humillación que conlleva después. –¿Alguna vez tuviste sexo, Maia? –Preguntó arqueando una ceja. –Vete y no te atrevas a volverme a dirigir la palabra –Respondí apretando los dientes. James parecía perplejo. –No soy como tú crees, Maia. –No, eres peor. –Cambiaré y tú terminaras conmigo. – ¿Quieres apostar? –Apostaría mi vida. –Eres demasiado confiado. –Sólo soy realista.