El bosque era un lugar sagrado, se decía que allí habitaban seres mitológicos. Es un lugar tranquilo donde poder estudiar o leer o pasar el rato en tranquilidad. Esos días de tranquilidad se esfumaron cuando conoció a Len, su familiar. Un extraño zorro de pelaje dorado que disfruta de llamar su atención, algunas veces la hacía ver con el rostro carmesí de vergüenza y otras veces la casa se quedaba a oscuras al enfadarla. La vida está para disfrutarla y eso lo sabe, aún así no puede evitar fijarse que sólo tiene esas acciones con ella.