Nunca le gustaron los tipos de fácil sonrisa, de palabras bonitas y de boca sucia. Tipos que evitaba a toda costa porque todo en ellos gritaba peligro, revolución y corazones rotos. Él representaba todo lo que Alondra detestaba, pero aun así no podía evitar verlo, recorrerlo con la mirada, desear pasar sus dedos por aquellos músculos brillosos, aun así no podía evitar ver el reloj y esperar que sean las doce para las diez para poder salir y verlo pasar. León merecía ser admirado, era una obra de arte que pocos entendían y ella, una artista que necesitaba una sacudida y salir de su zona de confort. Está expresamente prohibido copiar, transmitir, retransmitir, transcribir, almacenar, alterar o reproducir por cualquier medio electrónico o mecánico el contenido de esta obra, sin permiso escrito por parte del autor. Gracias por la hermosa portada Dana Rivera, nuevamente gracias muñeca. I LIBRO: DOCE PARAS LAS DIEZ. II LIBRO: UNA CERVEZA Y ALGO MÁS. DUOLOGÍA SIGUIENTE TRAGO.
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