- ¿Quién eres?- la voz me salía a duras penas y retrocedí algunos pasos con miedo. - Tú sabrás- respondió mientras sonreía- Eres tú quien me ha llamado. - Eso no es cierto, yo no te he llamado- le miré fijamente- así que ya puedes ir diciéndome como has entrado en casa o pienso llamar a la policía. Él de primeras no respondió y simplemente señaló el libro. Al ver que no comprendía nada, rodó los ojos. -Me has llamado con ese libro, al abrirlo me has invocado aunque normalmente hace falta más que simplemente abrirlo para llamar a un demonio- inmediatamente sus ojos dejaron de ser azules para volverse un rojo sangre aterrador. ...