Sus ojos cambian de color según cómo ella quiera. A veces eran verdes, a ella le gustaba ese color. Otras veces era de color lila, como el cielo de su dimensión. Había otras veces que sus ojos eran de color rosa, como el de su alma; y otras veces eran de color marrón, como el café que tardó en acostumbrarse en tomar todas las mañanas. Pero eso no era lo único que podía hacer. Su cabellera blanca brilla sólo cuando ella cierra sus ojos y duerme, su piel cambia de color según su ánimo y además, ella posee dones. Dones de los cuales no son comunes en una dimensión como la Tierra, y si la descubren, será un caos. Pero mientras que ella se aventura a todas las dimensiones que quiera ir, la familia de Alec guarda el secreto de su existencia en la dimensión Tierra. No todo será color de rosas en esta historia, pero tampoco un infierno...O eso esperan.