Agnes Abel era una chica que era muy difícil no notar. Desprende alegría, una carisma imposible de no ser contagiada. Willhelm Klein, todo lo contrario. No hablaba, era imposible no contagiarse de su pesimismo. Lo que Agnes jamás dejaría de ser es una persona que no se rendía, y eso lo comprobó Klein. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS