Samantha ama Nueva York por las mañanas. Calum lo prefiere por las noches. Samantha canta la música de la radio. Calum guarda silencio ante la música de la radio. Samantha prefiere los apodos a su nombre completo. Calum no soporta los apodos; para algo tiene un nombre. Samantha es muy parlanchina. Calum ni siquiera pronuncia más de dos frases en una conversación. Ambos son completamente opuestos, pero se entienden a la perfección.