Con el paso del tiempo, los pecados que cargaba Joshua aumentaban, hundiéndolo aun más en la culpa y dolor que sentía, diciéndose a si mismo que una persona como él, no merecía ser feliz. Para mantenerse cuerdo del entorno en el que vivía, empezó a ir a las iglesias de las distintas ciudades en las que se desplazaba. Luego de la misa fue a disfrutar de la naturaleza de un parque cercano, donde encontró algo que le hizo quedarse en esa ciudad un tiempo. Habían dos ángeles cantando. •Finalizada: 03/03/19