Nunca tuve un gato en mis treinta años de vida. Hace tiempo mis padres me contaron que tuvieron uno cuando eran recién casados, y tres años después, cuando yo nací, el gato se fue de casa. Probablemente se sintió desplazado. Un día, inspirada por un anime, por mi casa vacía, por los deseos de algo nuevo, por huir de la ciudad trepando por las paredes, por escuchar conversaciones ajenas, por pasar desapercibida, por caminar por las noches,... Un día, lo conocí.
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