Ambos sabíamos que no acabaríamos juntos, o por lo menos, no acabaríamos juntos para siempre como esos felices cuentos de hadas. El problema es que, ninguno de los dos lo quería ver. Al instante de conocerlo sentí que era especial, no de ese típico especial que te hace sentir el imbécil de turno por decirte las cuatro chorradas de siempre, si no , de otra manera. Una conexión única y eso que no nos habíamos visto en persona.