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Desde aquella noche todo fue diferente. Te hable cada día sin que pudieses ni quisieses escucharme. Te conté todo lo que me hubiese gustado decirte y también lo que no. Cada día, desde ese día. Casi ni he podido conocerte, pero te he imaginado siendo de mil maneras y me he quedado con la que más me gusta porque no tengo otra cosa a la que agarrarme. Por ti me he deshecho mil veces pensando en lo lejos que estás de querer entenderme. No es que tú te lo hayas ganado y tampoco que yo me lo haya perdido. Solo es. No encuentro ninguna explicación a todo esto que tenga un poco de sentido. Así que eso es lo que es esta historia, un sinsentido.