Su atención saltó a los estudiantes y se trasladó al pabellón de los políticos. Su mirada se clavó en el color carmesí, y casi vaciló bajo el puro hambre en esos ojos. Eso le desconcertó, cuán obsesionado estaba el hombre con su figura sucia y agotada. Pero lo que más le preocupaba era la leve sonrisa que podía ver en los labios del hombre. Estaba casi complacido. En la noche del ataque, Lily logró escapar con su hijo pequeño, pero a costa de la vida de su marido. Angustiada y desconfiada de sus amigos, huyó a Francia con Harry para alejarlo de la corrupción en Gran Bretaña y de la creciente influencia del Señor Oscuro. Ella lo entrena lo mejor que puede, convirtiéndolo en un mago peligroso, inteligente y poderoso. Pero cuando Gran Bretaña restablece el Torneo de los Tres Magos, y Harry se ve obligado a volver a su hogar, se pregunta si realmente quiere matar al Señor Oscuro. Voldemort encuentra un desafío inesperado en el niño, y a medida que su intriga y diversión aumentan, también lo hace el deseo de poseer la chispa en esos desafiantes ojos verdes.