Desde que tengo memoria, Londres ha sido mi mundo. El bullicio de la ciudad, la elegancia de sus parques, el aroma de la lluvia que parece impregnar cada rincón... Londres es mi hogar, mi refugio, mi zona de confort. Pero a veces, incluso el lugar más familiar puede volverse asfixiante. Mis padres han ganado un viaje a Valle Verde, en España, para toda la familia. No preguntaron si yo tenía planes o si quería viajar, si no que me subieron a un avión y ahora estoy aquí. Nada más llegar, la energía de la ciudad me envolvió, haciéndome sentir viva de una manera que nunca había experimentado. El sol acariciaba mi piel pálida, las risas de los lugareños llenaban el aire, y el olor a especias y café me hacía sentir menos sola. Fue en este escenario, entre callejones adoquinados y plazas bulliciosas, donde conocí a Aisha. Una chica con una sonrisa tan brillante como el sol y una determinación que me dejó sin aliento. Desde el momento en que nuestras miradas se cruzaron, supe que mi verano en España no sería como ningún otro. Aisha me enseñó el lado salvaje y emocionante de la vida, me llevó a lugares que nunca hubiera imaginado y me mostró el verdadero significado de la amistad. Juntas, éramos un torbellino de risas y aventuras, enfrentándonos al mundo con valentía y determinación. Pero lo que nunca imaginé fue que este encuentro fortuito cambiaría mi vida para siempre. Que detrás de esa sonrisa deslumbrante y ese espíritu indomable, se escondía un lazo que nos uniría de forma inquebrantable. Porque al final del camino, descubrí que no solo había encontrado una amiga, había encontrado una familia cuando fui... ADOPTADA POR MI MEJOR AMIGA