Esa no era la forma en que ninguno esperaba regresar, de hecho no esperaban regresar; Todos pensaron que tal vez dolería, pero ninguno sintió nada, todos creyeron que no quedaría nada de ellos, pero quedo más de lo que pudieron imaginar, todos querían su cuerpo, el original, pero eso tampoco se les concedió, ya nada se les concedía. Una nueva amenaza se levantó de entre las cenizas, tendrían que luchar de nuevo, siempre era luchar, pero esta vez tendrían que meter a alguien más, tendrían que ser ellos mismos los que les pusieran las cadenas al cuello del mismo modo en que ellos se las pusieron de forma inconsciente. No querían, no se creían siquiera capaces, pero, como si de la venta de un alma se tratara, todo pasó desde el momento en que sus manos rozaron con los pobres condenados.
-¿No te duele cuando lo haces?
-No, pero quisiera que lo hiciera.
-¿Por qué?
-Al menos así se sentiría algo que no fuera metal frio.