Emprendió su viaje creyendo que estaba sola pero en el camino descubrió que nunca lo había estado y que la vida, así como el cielo, atraviesa diferentes facetas. Su camino era incierto pero cada día crecía más en ella la certeza de que algo maravilloso la esperaba. No sería fácil pues tendría que superar muchos obstáculos en el camino, pero ¿cómo florecería una flor sin el agua de la tormenta? Mientras avanzaba no solamente ganaba historias para sus libros, sino que en el trayecto descubrió que su propósito era más grande del que se imaginaba. Una joven escritora se convirtió en inmigrante con ganas de prosperar y muchos sueños. Dejó atrás un país en crisis pero nunca imagino lo que le esperaría. Florecer requiere mucha agua de tormenta, algunas flores se marchitan antes de tiempo pero ella estaba decidida a aguantar hasta el final de la estación.