Tenía unos ojos marrones caramelo y enormes, una mandíbula marcada, unos labios carnosos muy apetecibles y unos tatuajes que le hacían mucho más interesante. Era como el chico perfecto reencarnado, el chico de mis sueños. No hacía falta destacar su cuerpo tonificado pero no exageradamente, era sin duda el ser más bello que jamas había visto. Me lo iba a comer con la mirada o sea si violar no fuera un delito lo hubiese racho, ese señor era el pecado reencarnado, no era normal. En un momento dado mientras yo le miraba y remiraba el giro la cabeza y en ese momento se cruzaron nuestras miradas, en ese momento entendí todas las novelas de amor que leí, entendí todas las canciones y todo, en ese momento sentí un zoológico en mi interior. Fueron apenas 5 Segundos y joder menudos 5 Segundos. Los cincos Segundos más valioso de mi vida. Tres paradas después de subir se bajó, y con el bajo mi ánimo, estaba arrepentida de no haberle preguntado nada o pedido el número pero bueno, me fui a casa.