Cuenta la leyenda que hace mucho, cuando las arenas del tiempo aún no daban su primer giro, los tres hermanos se dividieron el mundo, para gobernar sobre él. El primer hermano, dominó sobre el cielo; el segundo sobre el mar; y el tercero reinó en el mundo de los muertos. Sin embargo, la avaricia dominaba sobre el corazón de uno de ellos, y el miedo a perderlo todo, desencadenó una guerra atroz. El cielo desplomó su furia sobre la tierra, en el mar se formaron tormentas y desde el inframundo se levantaron los muertos. La peor de las maldiciones condenó al perdedor y lo obligó a permanecer quieto y en silencio, afrontando el horror de sus propias súplicas, hasta el día, en que su ejército vuelva a levantarse y una vez más, la batalla por el poder absoluto domine sobre el mundo. Durante siglos, los piratas han estado en la búsqueda del Corazón Maldito, aquel utensilio originado por los hechiceros, y prohibido por los soberanos, que otorga el poder a aquel que lo posea, para devolver la vida a los muertos: Un tesoro mucho más valioso que cualquier botín de guerra, si es utilizado de la forma correcta. Sobre todo, si con él dominas al ejército del dios que aún espera por su venganza.