Quiero ver el espejo y verme de verdad. Quiero ver esa persona que solo conozco en mi interior. Quiero sentir. Quiero vivir. Quiero salir. Si, definitivamente quiero salir. Quiero salir de esos roles que me encasillan. Que si soy muy esto o poco aquello. Me vuelvo a ver al espejo y aunque no vea lo que me imagino, en los detalles veo quien realmente soy. Veo lo que siento. Y eso es un comienzo, todo lo es. ¿Y qué si no cumplo lo que se necesita para ser suficiente? Quiero ser más masculino, claro que sí ¿pero es que eso no está ya dentro de mi? Quien yo soy está aquí, en mis palabras. En los más de seis mil pensamientos que cruzan mi mente en todo el día. Ahí reside quien soy. Ahí reside cuan masculino soy, pues más hombre es quien se atreve a vivir sin importar lo que otros digan. Estoy aquí parado en el espejo y al volverme a ver finalmente empiezo a entender. Yo soy como soy. Nací así. Me expreso así y estoy cansado de huir. No voy a huir más. Voy a ser quien quiero ser. Es aterrador, pero si no lo fuera, tal vez nada tendría sentido. Me veo una última vez y de repente estoy ahí, en el espejo, y mis ojos me muestran quien soy en realidad. Yo no pedí esto, pero lo llevo con dignidad y orgullo. Voy en una búsqueda por la verdadera felicidad. Busco el amor, buscó las miradas porque sí, no las que me acosan por respuestas. Simplemente busco algo que en realidad siempre estuvo en mi interior. Estoy preparado para salir de esa puerta y mostrarle a todos quien soy. La pregunta es si ellos están preparados. Tal vez es hora de que alguien les enseñe a vivir fuera de la carcel de sus pensamientos