Nuestros antepasados se sintieron insatisfechos ante la pobreza de acontecimientos que su vida cotidiana les deparaba. Además al ignorar el verdadero alcance de ciertos fenómenos naturales, como el rayo y el trueno que se desataban tras una tormenta, en ocasiones sentían incertidumbre y miedo. Miedo a la muerte, miedo al hambre, a la enfermedad, a la inmensidad del cosmos, a lo desconocido a la soledad. Ya tenían el amparo de su grupo y de su propia familia pero, sin embargo, esto no era suficiente para hacer desaparecer su angustia y su zozobra, por lo que, de forma inevitable, es que tanto del mundo ordinario como extraordinario, surgió la necesidad de indagar en lo desconocido en busca de comprensión ante aquello inexplicable, puesto que, y hay que ser lo suficientemente reflexivo como para aceptarlo, hay tanto que los humanos y nosotros, los seres "sobrenaturales", desconocemos, incluso de nosotros mismos, de ahí entonces la necesidad de volver a hablar de eso. . . . . M.B. Haznedar & Aren Andersen . . .