- Baja la pistola Ezra - este le hizo caso y se la volvió a meter el la chaqueta - Coge la bandeja, está en el pasillo - dictó - Y tú, deja de hacer el gilipollas o te llevas un tiro en la frente - ¿Dónde estoy? - pregunté temblorosa - En un lugar en el que nadie puede oírte aunque chilles - afirmó agachándose a mi altura - Quiero volver a mi casa - lloriquee - Me temo que eso no está en mi mano - dijo mientras reía - Tu padre tiene algunos problemitas con nosotros. Cuando todo se solucione volverás a casa - Sois basura - espeté mientras le escupía en la cara con las pocas fuerzas que me quedaban. Él se limpió riendo - No juegues conmigo niña. A mí no me tiembla el pulso, yo no soy como Hon - dijo mientras me agarraba la cara con fuerza. Aquí empezaba el primer día de mis últimos días de vida