-Keegan, ¿Qué tienes que decir al respecto?- Agregó su madre con el rostro enrojecido de la furia acumulada, mientras hacia presión a la chancla que tenía en su mano dispuesta a usarla. -Maldito el día que el tabaco fregó mi pene- Soltó Keegan como sus últimas palabras antes de recibir una buena tunda en su cabeza. •Historia para un concurso•All Rights Reserved