APRENDIENDO A AMARTE

PRÓLOGO

Su relación había dejado de ser lo que era. Su falta de carácter y a ratos, evidentes signos de inmadurez, fueron apagando poco a poco el gran amor que alguna vez él sintió por aquella hermosa joven.

Tres años de relación, demasiada juventud e inexperiencia llevaron a que Max decidiera darle término a lo que fue una hermoso romance.

Además estaba Ema, una chica un poco mayor que Consuelo, la que había aparecido en la vida de Max hacía ya un buen tiempo removiéndole las hormonas y hechizándolo con sus encantos.

Así, llegó la tarde en que Max le dijo a Consuelo algo de lo cual ya no estaba tan seguro de sentir, pero que sabía que si no lo hacía la tendría pegada a él como la niña que era. Debía ser duro y cruel. Luego Emma se encargaría de hacerle olvidar sus ojos tristes y sus mejillas mojadas.

-Lo que pasa es yo...yo... ya... ya no te amo Consuelo

Tragó saliva fuerte y luego la miró con un nudo en la garganta.

-No quiero que me busques. No te hagas más daño, ni me lo hagas a mi.

Alejandro esperó a que ella le gritara, lo insultara, incluso que lo golpeara. Pero ella continuaba manteniendo la cabeza agachada. No quería que él viera como sus ojos se llenaban de una tristeza que no sabía como iba a superar.

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