Yui nunca se imaginó verse envuelta en un problema que relacionaba el tiempo y a las Sombras. Después de una vida llena de soledad, usando la religión como su propio refugio, Yui nunca pensó que terminaría entre las fauces de vampiros. Su vida, anteriormente triste, se había vuelto de pesadilla. Vivía al límite, siempre temerosa de equivocarse por no responder de la manera correcta o reaccionar de la manera debida, y lo único en lo que podía pensar era el día de su muerte, donde la paz finalmente vendría a por ella. Sin embargo, una noche donde ella y los Sakamaki van de camino a la mansión en la limusina, todo cambia por el accidente. Ella termina en medio del bosque, dónde termina encontrándose con Ayato... o eso creyó al principio, pues era un joven idéntico a él, pero cuya sonrisa y mirada eran completamente diferentes. Él la introdujo al mundo de las Sombras, personas que parecían ser el eco de una persona común y corriente, pero con diferente escencia. Desde encontrar a un Kanato servicial y tímido, un Laito a quien le disgustaba el contacto físico y un Subaru y Kou que parecían mejores amigos, Yui nunca esperó que ellos se volverían tan importantes para ella. Nunca esperó encontrar la familia que siempre había deseado entre ellos. Mucho menos esperó volverse tan fuerte y valiente como nunca antes al ver las nuevas amenazas que ponían en riesgo su vida y la de las Sombras. Amenazas que ella estaba dispuesta a enfrentar con tal de protegerlos.