Clary suspiro resignada observando cómo Simon sonreía tan abiertamente hacia Raphael. Algo latía con fuerza en su pecho, algo dolía como el mismo infierno cada que Simon sonreía hacia el vampiro mayor dejando ver sus colmillos de una manera tierna. Jace tomo el lugar vacío a lado de la pelirroja y sostuvo sus manos que estaban cerradas con fuerza dejando casi blancos los nudillos. -No eres la única a la que le está doliendo. -Lo escogió a él, aún con los años de amistad-la mujer miró al rubio con tanto dolor-aún sobre mi madre que fue como la suya. -Clary-Jace casi se ahoga al ver esos lindos ojos llenos de lágrimas y una furia oculta dentro del dolor-le diste a escoger entre su pareja destinada y tú. -Debía escogerme a mi Jace-sus labios se fruncieron ante el recuerdo del chico de cabello marrón mirándola con terror ante la mención de liberar a Camille si Raphael se oponía-siempre. Aún cuando algo del submundo decidiera que su enamoramiento por mí debía terminar. -No sabes de lo que estás hablando-Jace soltó las manos de la chica y la miró horrorizado-nadie puede ir encontrá del tirón que se siente en el estómago cuando conoces a tu pareja. Es como Magnus y Alec, es platónico, es universal e interminable. -¡Pero es mi mejor amigo!-grito enojada llamando la atención de todos. -No Clary, tú pusiste las reglas del juego-Jace negó con enojo-lo entendí cuando descubrí que nunca podríamos estar juntos. No, cuando conocí a quién pasará el resto de mi vida junto a mí soportando lo peor y lo mejor de mí. El lazo es irrompible y es más poderoso que cualquier lazo familiar, parabatai o de sangre. La traición a tu destinado es como la muerte-él rubio se levantó de su lugar ante la mirada sorprendida de Raphael que podía escucharlos-entiendo lo que Simon debió sentir ante la propuesta, entiendo cuando Alec intentó seguir siendo buen hijo pero puso su felicidad sobre los deseos de nuestros padres.