Tirando las tradiciones por la ventana

Tenía pocas metas básicas en mi vida: tenerla organizada, divertirme, terminar la universidad y ejercer mi carrera de forma fenomenal, y la más importante, nunca dejar que un hombre cambie mis planes.
Bueno, tal vez no tan básicas.
Vengo de una familia mixta, de una parte tengo el hippie americano de mi padre y sus ideas liberales, de la otra tengo una madre mexicana que cree que seguir las tradicione es esencial.
Ella cree que una buena mujer debe pensar en su futuro siendo una buena madre y ama de casa Yo no creía tal cosa. Quería mi independencia lejos de las garras de un hombre que me tuviera de esclava, y luchaba por ella. Mis estudios me iban a garantizar un futuro brillante y establecer una relación a mi edad era de lejos lo más importante.
Claro, eso iba excelente hasta que los Howell se mudaron a la casa del lado y todas mis metas cedieron a la parte hormonal y muy tonta de mí. Tenía un conflicto interno cuando lo vi, mientras mi cuerpo y corazón decían "A por él, tigre", mi cerebro decía "Houston, tenemos un problema".
Nunca creí el cliché de que el corazón es el que manda, pero, esta historia demostrará lo mucho que me equivocaba.