Irene es una española asentada en Atlanta que, sin comerlo ni beberlo, se ve en un triángulo amoroso entre su ex y un cantante asiático empeñado en mostrarle que el mundo se puede ver de un modo más brillante que como ella se ha obligado a verlo, recordando en el proceso su verdadera forma de ser
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La vida de Irene se reduce a la monotonía de lo cotidiano, su trabajo y sus escasas salidas o reuniones con sus amigas. Un día trabajando, va al café un asiático en el que nunca antes se hubiera fijado en la calle y que revolucionará su forma de ver el mundo.
Al mismo tiempo, volverá a su vida la razón por la que se trasladó hace tiempo a la hermosa ciudad de Atlanta. Poco a poco, estos dos hombres provocarán en ella una enorme maraña de sentimientos que impulsará a Irene a elegir cuál es su rumbo y quién la acompañará.
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ADVERTENCIA MUY IMPORTANTE: En el transcurso de la obra se tratan temas delicados como un intento de violación, misogínia, acoso familiar (por parte de la familia de uno de sus pretendientes), chantaje y crisis de ansiedad por lo que recomiendo que, en caso de no estar a gusto con alguno de ellos y a pesar de que avisaré en los capítulos, que saltes esa zona. [Por favor, no se trata de un juego y no me gustaría que nadie saliera herido]
Existen conversaciones en inglés y en coreano en algunos capítulos más avanzados, la traducción al español estará entre paréntesis.
Publicaré semanalmente, cada viernes, hasta la finalización de la novela. Me encantará responderos a cualquier duda, escuchar vuestras teorías y, en caso de que vuestra teoría haya sido correcta, dedicaré los capítulos a aquellos lectores que hagan el mejor comentario.
Agradezco de antemano la lectura, comentad sin miedo y votad, se agradecerá mucho que lo hagáis. Espero disfrutéis tanto como yo al escribirlo, este fanfic fue un intenso viaje de la mano de Irene y la reedición está siendo aún más compleja e interesa
¿Qué pasaría si una preadolescente entrara al juego del calamar? Todos los jugadores tienen deudas, problemas, algo que los llevó ahí... pero ella no.
Nadie le dio la tarjeta, nadie pensó en reclutarla. Sin embargo, no podían sacarla.
Era demasiado tarde; ya era parte de los juegos.