Las Doce y un Cuarto

Seguimos corriendo.
Corriendo a través del semáforo.
Como si quisiéramos arrojar nuestras vidas lejos.

Ben es un infeliz, y él lo sabe. No le gusta su trabajo, ni su escuela, ni sus amigos; no le gusta su vida en general, y el hecho de que sus padres quieran seguirlo controlando a pesar de ya no vivir con ellos hace la situación solamente más irritante. Pero es en Jen que Ben encuentra una salida. Una que parece un tanto precipitada.

¿Será que en realidad esa chica jovial, alegre y musical es la persona que Ben necesita para entender que en la vida hay más de lo que ya está escrito? Confundido, Ben terminará jugando al gato y al ratón con Jen. Solo que no le queda claro qué papel le toca realmente.